La rehabilitación después de una Infarto Cerebral abarca médicos; enfermeras de rehabilitación; terapeutas físicos, ocupacionales, de recreación, del habla y del lenguaje, y vocacionales; y profesionales de la salud mental.
Médicos
Los médicos tienen la responsabilidad primaria del manejo y coordinación del cuidado a largo plazo de los sobrevivientes de un infarto cerbral, incluyendo la recomendación de los programas de rehabilitación que mejor convengan las necesidades de cada paciente. Los médicos también son responsables del cuidado general de la salud del sobreviviente de un ataque cerebrovascular y de aconsejarle cómo prevenir un segundo ataque, por ejemplo, controlando la presión arterial alta o la diabetes y eliminando factores de riesgo como el tabaquismo, el peso excesivo, una dieta alta en colesterol, y un consumo elevado de alcohol.
Los neurólogos generalmente dirigen los equipos de cuidado intensivo de ataques cerebrovasculares y el cuidado de los pacientes mientras están hospitalizados. A veces se mantienen a cargo de la rehabilitación a largo plazo. Sin embargo, los médicos especializados en otros campos a menudo asumen la responsabilidad después de que la etapa aguda ha pasado, incluyendo los fisiatras, que se especializan en la medicina física y la rehabilitación.
Enfermera (o)s de rehabilitación
Las enfermera (o)s especializada (o)s en la rehabilitación ayudan a los sobrevivientes a volver a aprender cómo realizar las actividades básicas de la vida diaria. También educan a los sobrevivientes sobre el cuidado regular de la salud, por ejemplo, cómo seguir un horario de medicación, cómo cuidar su piel, cómo moverse de la cama a una silla de ruedas, y cómo atender las necesidades especiales de las personas con diabetes. Las enfermeras de rehabilitación también trabajan con los sobrevivientes para reducir los factores de riesgo que pueden causar un segundo infarto cerebral, y proporcionan entrenamiento para los cuidadores.
Las enfermera (o)s están íntimamente involucrada (o)s en ayudar a los sobrevivientes de un ataque cerebrovascular a manejar su cuidado personal, tales cómo bañarse y controlar la incontinencia. La mayoría de los sobrevivientes de un infarto cerebral recobran su habilidad para mantener su continencia, a menudo con la ayuda de estrategias que aprenden durante su rehabilitación. Estas estrategias incluyen el fortalecimiento de los músculos pélvicos a través de ejercicios especiales y el mantenimiento de un itinerario estricto para ir al baño. Si el problema con la incontinencia continúa, las enfermeras pueden enseñar a los cuidadores de los pacientes cómo insertar y manejar catéteres y a tomar medidas higiénicas especiales para evitar que se desarrollen otros problemas de salud relacionados con la incontinencia
Los terapeutas físicos se especializan en tratar discapacidades relacionadas con problemas motores y sensoriales. Están entrenados en todos los aspectos de la anatomía y fisiología asociados a la función normal, con énfasis en el movimiento. Pueden evaluar la fortaleza, resistencia, alcance de movimiento, anormalidades en el andar, y déficit sensorial, para diseñar programas individualizados de rehabilitación dirigidos para que los pacientes puedan recuperar el control sobre las funciones motoras.
Los terapeutas físicos ayudan a los sobrevivientes a recuperar el uso de las extremidades lesionadas por la apoplejía, les enseñan estrategias de compensación para reducir el efecto de los déficit restantes, y establecen programas de ejercicio para ayudar a las personas a retener las habilidades que acaban de recuperar. Las personas con discapacidades tienden a evitar el uso de sus extremidades deterioradas, un comportamiento llamado no uso aprendido. No obstante, el uso repetitivo de las extremidades deterioradas fomenta la plasticidad del cerebro y ayuda a reducir las discapacidades.
Las estrategias utilizadas por los terapeutas físicos para fomentar el uso de las extremidades deterioradas incluyen estimulación sensorial selectiva como golpear suavemente o acariciar, ejercicios activos y pasivos de alcance de movimiento, y la restricción temporal de las extremidades saludables mientras que se practican las tareas motrices. Algunos terapeutas físicos pueden usar una tecnología nueva, la neuroestimulación eléctrica transcutánea, (TENS, por sus siglas en inglés) que fomenta la reorganización cerebral y la recuperación de la función. La TENS involucra el uso de una sonda pequeña que genera una corriente eléctrica para estimular la actividad nerviosa en las extremidades deterioradas por el ataque cerebrovascular.
En general, la terapia física enfatiza la práctica de movimientos aislados, alternando repetitivamente entre un tipo de movimiento y otro, y practicando movimientos complejos que requieren gran cantidad de coordinación y de equilibrio, como subir y bajar las gradas o moverse con seguridad entre obstáculos. Las personas demasiado débiles para soportar su propio peso pueden practicar los movimientos repetitivos durante la hidroterapia (en la que el agua proporciona estimulación sensorial al mismo tiempo que apoya el peso del paciente) o mientras que están apoyadas por un arnés. Una tendencia reciente en la terapia física destaca la eficacia de realizar actividades con una meta, como juegos para promover la coordinación. Los terapeutas físicos a menudo emplean la estimulación sensorial selectiva para promover el uso de las extremidades deterioradas y ayudar a los sobrevivientes con negligencia unilateral a recuperar la sensibilidad a los estímulos en el lado negligente del cuerpo.
Terapeutas ocupacionales y de recreación
Al igual que los terapeutas físicos, los terapeutas ocupacionales se preocupan de mejorar las habilidades motoras. Ayudan a los sobrevivientes a que reaprendan las habilidades motoras necesarias para realizar actividades auto-dirigidas - ocupaciones o tareas - como la limpieza del hogar, la jardinería, y artes y manualidades. Los terapeutas pueden enseñarles a algunos sobrevivientes cómo adaptarse a manejar y proporcionarles entrenamiento en la carretera. A menudo les enseñan a las personas cómo dividir una actividad compleja en sus componentes, practicar cada componente, y después realizar la secuencia entera de acciones. Esta estrategia puede mejorar la coordinación y puede ayudar a las personas con apraxia a reaprender cómo realizar acciones planificadas.
Los terapeutas ocupacionales también enseñan a las personas cómo desarrollar estrategias compensatorias y cómo cambiar aquellos elementos de su medio ambiente que limitan las actividades con un propósito. Por ejemplo, las personas que tienen uso de una sola mano pueden sustituir los botones en su ropa con cerraduras de Velcro. Los terapeutas ocupacionales también ayudan a los sobrevivientes de un ataque cerebrovascular a usar aparatos de asistencia, como bastones, andadores, o sillas de ruedas. Finalmente, muchos terapeutas ocupacionales enseñan a las personas cómo hacer cambios en sus casas para aumentar la seguridad, remover barreras, y facilitar el funcionamiento físico, por ejemplo, instalando barras para agarrarse en los baños.
Los terapeutas de recreación ayudan a las personas con una variedad de discapacidades a desarrollar y usar su tiempo libre para mejorar su salud, independencia, y la calidad de vida.
Patólogos del habla y del lenguaje
Los patólogos del habla y del lenguaje ayudan a los sobrevivientes con afasia a reaprender a usar el lenguaje o a desarrollar medios alternativos de comunicación. También les ayudan a mejorar su habilidad para tragar.
Se han desarrollado muchas técnicas terapéuticas especializadas para ayudar a las personas con afasia. Algunas formas de terapia a corto plazo pueden mejorar la comprensión rápidamente. Ejercicios intensos como repetición de las palabras del terapeuta, práctica en seguir instrucciones y ejercicios de lectura o escritura constituyen la base de la rehabilitación del lenguaje. El entrenamiento y la práctica de la conversación, así como el desarrollo de recordatorios o indicaciones para ayudar a que las personas se acuerden de palabras específicas, son algunas veces beneficiosos. Los patólogos del habla y del lenguaje también pueden ayudar a los sobrevivientes de una apoplejía a desarrollar estrategias para circunvalar las discapacidades del lenguaje. Estas estrategias pueden incluir el uso de tablas de símbolos o del lenguaje de señas. Los avances recientes en la tecnología informática han impulsado el desarrollo de nuevos tipos de equipos para mejorar la comunicación.
Los patólogos del habla y del lenguaje usan técnicas no-invasivas de imaginería para estudiar los patrones del tragar del sobreviviente de una apoplejía e identificar la fuente exacta de su impedimento. La dificultad para tragar puede ser causada por diferentes razones, incluyendo el reflejo de deglución o de tragar retrasado, la inhabilidad de manipular la comida con la lengua o la inhabilidad de detectar la comida que se queda acumulada en las mejillas después de tragar. Cuando se ha determinado la causa, los patólogos del habla y del lenguaje trabajan con el paciente para ingeniar estrategias para sobreponerse o para minimizar el déficit. A veces, sólo cambiando la posición del cuerpo y corrigiendo la postura al comer se puede lograr una mejoría. Se puede modificar la textura de los alimentos para hacer que sean más fáciles de tragar, por ejemplo, se pueden espesar los líquidos ligeros que a menudo hacen que una persona se atore. Cambiar los hábitos de comer, por ejemplo, comiendo porciones más pequeñas y masticando lentamente, también pueden ayudar a aliviar la disfagia.
Terapeutas vocacionales
Aproximadamente un cuarto de todas las apoplejías ocurren entre las personas de 45 a 65 años de edad. Para la mayoría de las personas en esta edad, el regresar al trabajo es una de las principales preocupaciones. Los terapeutas vocacionales realizan muchas de las mismas funciones que los consejeros vocacionales regulares. Pueden ayudar a las personas con discapacidades residuales a identificar sus fortalezas vocacionales y desarrollar curriculum vitaes que destaquen esas fortalezas. También pueden ayudar a identificar a posibles empleadores, a buscar trabajos específicos, y proporcionar referencias a agencias de rehabilitación vocacional para personas que han sufrido un ataque cerebrovascular.
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