(1) La Influencia del Stress Laboral en un ACV
Empieza a admitirse que el estrés puede constituir un factor de riesgo de patología cerebrovascular, si bien son pocos los estudios que han investigado su influencia en un accidente vasculocerebral y con resultados discordantes. Entre los diferentes estudios que se han llevado a cabo y que apoyan el papel del estrés como factor desencadenante de ictus, se pueden citar:
- > Estudio realizado en Göteborg, Suecia, con una cohorte de 7.495 sujetos del sexo masculino, de entre 47 y 55 años, y un seguimiento medio de 11,8 años. Se registraron 230 casos de ictus. La tensión arterial, el tabaco, la fibrilación auricular, el accidente isquémico transitorio (AIT), la claudicación intermitente y el estrés psicológico severo fueron factores de riesgo independiente para el ictus no hemorrágico (Harmsen, P. et al., 1990). Ampliado el seguimiento a 28 años, los resultados fueron similares a los obtenidos con anterioridad (Harmsen, P. et al., 2006).
- > Estudio con 113 pacientes que sobrevivieron a un ictus: con respecto al grupo control la frecuencia de sucesos estresante en las 52 semanas previas al ictus fue del 26% versus 13% (House, A. et al., 1990).
- > Análisis de los factores de riesgo de ictus de 150 adultos jóvenes (de entre 20 y 49 años) que habían sido ingresados durante un año en el departamento de Urgencias del Instituto de Neurología de Serbia. El estrés psicológico sostenido representó un 8,66% de los casos (Jovanovic, Z., 1996). La patología dominante consignada fue la isquemia cerebrovascular.
- > Estudio con 120 croatas participantes en la guerra de Serbia con manifestaciones sintomáticas de estrés crónico. El riesgo total de ictus fue superior respecto de un grupo control que no sufrió experiencias psíquicas traumáticas. El estudio del flujo sanguíneo cerebral, mediante sonografía Doppler transcraneal, mostró un mayor número de cambios hemodinámicos (vasoespasmos) en los afectados de estrés crónico (Kadijic, D. et al., 1999).
- > Estudio retrospectivo sobre la incidencia de ictus en la región de Dalmacia Media, durante la guerra de Croacia (1991-1995). En general, la incidencia de ictus fue ligeramente superior a la de los años de preguerra. Pero el número de ictus hemorrágico fue significativamente mayor durante el período de guerra: 651 versus 461 (Lusic, I. et al., 1999).
- > Estudio con 2.303 finlandeses, de mediana edad. En los que mostraron mayor reactividad de las tensiones arteriales (TAs) al estrés, y respecto a los de menor reactividad de la TA, el riesgo de ictus, en general, fue un 72% superior y de ictus hemorrágico un 87%. Hay que señalar que un bajo nivel socioeconómico confirió un riesgo añadido (Everson, S. A. et al., 2001).
- > Otros autores han mostrado que una mayor reactividad de la tensión arterial al estrés se asocia con mayor riesgo de enfermedad cerebrovascular silente con independencia de los valores basales de tensión arterial (Waldsrein, S.R. et al., 2004).
¿Puede influir el estrés en el pronóstico de los accidentes cerebrovasculares?
Diversos estudios realizados, tanto con animales, como con humanos, sugieren que el estrés puede influir en el pronóstico de los accidentes vasculares isquémicos. Éstos son algunos de ellos:
Estudios en animales
- > A ratones sometidos a una situación de estrés social por administración de corticosterona durante 7 días y entrenados en una tarea de evitación pasiva se les ocluyó la arteria cerebral media (ACM) durante 1 hora. El tamaño del infarto originado por la oclusión fue superior al de los ratones no estresados y, además, se produjo un déficit cognitivo asociado a la isquemia (afectación del aprendizaje de una tarea de evitación pasiva). Es decir, la exposición previa al estrés social tuvo como resultado un incremento del tamaño del infarto y agravó el déficit cognitivo asociado a la isquemia cerebral (Sugo, N. et al., 2002).
- > A ratas sometidas a un estrés de inmovilización subagudo (1h. durante 7 días) o crónico (6h. durante 21 días) se les ocluyó la arteria cerebral media (ACM). El estrés subagudo originó un aumento del tamaño del infarto, en tanto que el estrés crónico indujo un efecto contrario. En el primer caso disminuyó la expresión de transportadores de glutamato y en el segundo aumentó. Los autores sugieren que el patrón de estrés es un factor determinante del resultado del ictus y que en este efecto está involucrado un cambio de expresión de transportadores de glutamato que puede afectar a la liberación de este aa después del ictus.
- > Ratas Fischer fueron sometidas a sesiones de inmovilización (1h. diaria durante 7 días consecutivos) antes de la oclusión de la arteria cerebral media (ACM). El estrés produjo un incremento del tamaño del infarto y alteraciones conductuales. Estos cambios se acompañaron de un incremento de la enzima iNOS y de la acumulación de marcadores de peroxidación lipídica. Asimismo, se encontró un incremento de TNF-ß de los receptores TNF1 y 2. Los autores señalan que esta citocina puede empeorar, al menos en parte, las consecuencias de la oclusión arterial en ratas expuestas al estrés. De igual modo, indican que los resultados de este estudio constituyen una evidencia de que el estrés puede incrementar el daño cerebral isquémico.
- > Partiendo de la base de que el protooncogen bcl-2 promueve la supervivencia de las células y protege contra la necrosis celular en muchos trastornos neurodegenerativos, incluyendo el ictus, DeVries, A. C. et al (2001) llevaron a cabo un estudio experimental con ratones normales a los que sometieron a un estímulo social crónico agresivo (factor estresante) y les indujeron un ictus isquémico por oclusión arterial cerebral, mostrando que los ratones estresados expresaban, aproximadamente, un 70% menos de mRNA-bcl-2 (El protooncogen bcl-2 es un regulador clave de la apoptosis ubicado en la cara citoplasmática de la membrana mitocondrial externa, del retículo endoplásmico y en la envoltura nuclear, que promueve la supervivencia celular por inhibición de adaptadores necesarios para la activación de las proteasas (caspasas), que son responsables de destruir las células.) que los ratones no estresados después de la isquemia.
Estudios en humanos
- > Witte, D. R. et al. (2000) informan de los resultados de un estudio longitudinal sobre mortalidad por infarto de miocardio e ictus el mismo día en que Holanda fue eliminada en el campeonato de Europa de fútbol, comparándolo con el índice de mortalidad 5 días antes y 5 días después del partido y en similar período de los años anterior y posterior a éste. Los resultados muestran un incremento de mortalidad en hombres, pero no en mujeres, el día de la eliminación de equipo, achacado al estrés provocado por el incidente deportivo.
- > Estudio prospectivo con un total de 73.424 hombres y mujeres de mediana edad que muestra que el estrés mental percibido aumenta el riesgo de accidente cerebrovascular y de mortalidad en mujeres (Iso, H. et al., 2002).
- > Estudio prospectivo observacional con una muestra de 2.201 hombres de mediana edad en el que se analizó si el distrés psicológico suponía un riesgo incrementado de ictus isquémico y de accidente vascular isquémico transitorio. Los resultados mostraron que el distrés psicológico es un factor predictivo de ictus isquémico mortal, pero no de ictus isquémico no mortal o accidente vascular transitorio (May, M. et al. 2002).
- > Carney, R. M. & Freedlank K. E. (2002), que llevaron a cabo un seguimiento durante 14 años de 2.100 adultos del sexo masculino para analizar la posible influencia de problemas psicológicos en el pronóstico del ictus, muestran que los que padecían depresión o ansiedad eran tres veces más propensos a sufrir ictus mortal que los que no presentaban estos trastornos.
- > Estos autores confirman los datos del estudio anteriormente consignado. Es decir, ansiedad y depresión no mostraron vinculación alguna con los ataques isquémicos transitorios. Las razones aducidas por los autores para explicar estos hallazgos implican al sistema nervioso autónomo, a través de sus efectos sobre el corazón y los vasos sanguíneos (aumento de frecuencia cardíaca y vasoconstricción), así como al hecho de que las personas con depresión son más propensas a abandonar los tratamientos hipotensores.
- > Estudio prospectivo observacional con 5.064 hombres y 6.790 mujeres; con un seguimiento medio de 13 años. Se analizaron la frecuencia y la intensidad del estrés autoinformado. En los 13 años de seguimiento se registraron 929 ictus: el 22% falleció dentro de los 28 días del inicio de los síntomas. Aunque los resultados evidenciaron que los pacientes con alto estrés tenían casi el doble de riesgo de ictus fatal respecto del grupo de no estrés, no encontraron ninguna relación entre estrés e ictus no fatal (Truelsen, T. et al., 2003).
La relación entre depresión e ictus. Diversos estudios avalan que la depresión constituye un factor de riesgo de ictus y de mortalidad (Everson, S. A. et al., 1998; Gump, B. B. et al., 2005; Simonsick, E. M. et al., 1995; Ohira, T. et al., 2001, ictus isquémico; Larson, S. L. et al., 2001, también la distimia; Jonas, B. S. et al, 2000, personas de color). Se ha sugerido que los síntomas depresivos están asociados con un incremento de la resistencia vascular sistémica al estrés que podría explicar parcialmente la morbididad de la depresión.
Otros factores psicológicos relacionados con el ictus son la personalidad de tipo A (hostilidadira) y estrategias de afrontamiento inadecuadas que, en algunos estudios, han sido relacionadas con un riesgo incrementado de ictus.
El accidente cerebrovascular (ictus) no sólo es una de las causas más frecuentes de muerte sino que constituye la primera causa de secuelas invalidantes en el adulto, tales como parálisis, dificultades en el lenguaje, trastornos emocionales y problemas de tipo cognitivo.
Los diversos tipos de estrés laboral, especialmente el estrés propiamente dicho, el burnout, el karoshi y el mismo estrés postraumático no sólo constituyen un factor de riesgo de hipertensión, de hipercolesterolemia, de diabetes, de aterosclerosis, de crisis de fibrilación auricular o de un excesivo consumo de tabaco sino que pueden propiciar el desencadenamiento de episodios agudos e influir en la extensión y en el pronóstico de los accidentes cerebrovasculares.
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Muchos de los pacientes ingresados en el hospital con un infarto cerebral ("accidente cerebrovascular isquémico) estaban bajo gran estrés psicológico durante un período prolongado antes de sufrir el accidente cerebrovascular, según un estudio único realizado en cooperación entre la Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo y Sahlgrenska University Hospital, Suecia.
El estudio se publica en la revista BMC Medicine.
"Parece haber una correlación entre el estrés y los accidentes cerebrovasculares, pero esto debe ser interpretado con mucha cautela. Preguntamos acerca de la auto-percepción de estrés entre los pacientes con accidente cerebrovascular, y hay, por supuesto, el riesgo de los pacientes que acaban de tener un infarto cerebral recordar incorrecta o exceso de interpretación con respecto a su nivel de estrés ", dice Katarina Jood, que es un investigador de la Academia Sahlgrenska y un neurólogo en el Hospital Universitario Sahlgrenska.
Para el estudio 566 pacientes con ictus agudo se les pidió a sus niveles de tipos de estrés en una escala de 6 puntos de deslizamiento "nunca hizo hincapié en 'a' permanentemente estresado durante los últimos 5 años a más tardar diez días después de haber sido admitido en el Hospital Universitario de Sahlgrenska con aguda infarto cerebral. Los pacientes se dividieron en grupos de estrés (tensión permanente durante 1 año o más) y no estresados (nunca estresado o poco frecuentes períodos de estrés) Sus respuestas se compararon con 593 controles sanos que se les hizo la misma pregunta.
En el cuestionario, los pacientes se les pidió elegir entre seis diferentes alternativas para indicar cómo se hizo hincapié en que había sentido antes de su ataque, desde "nunca se hizo hincapié en" a "siempre hincapié en los últimos cinco años".
"Encontramos un vínculo independiente entre el estrés psicológico percibido por uno mismo y los accidentes cerebrovasculares. Un nuevo hallazgo fue que el vínculo entre el estrés y el accidente cerebrovascular varía entre los diferentes tipos de infarto cerebral", dice Jood.
El estudio muestra que existe una relación de tensión en los casos en que se debe al ataque por la aterosclerosis o coágulos de sangre que se han desarrollado a nivel local en los vasos pequeños del cerebro. El vínculo se encontró también para aquellos pacientes en los que no había sido posible establecer la causa del ataque a pesar de una extensa evaluación. Por otro lado, los investigadores no pudieron ver ninguna relación independiente con el estrés de los pacientes que habían tenido un accidente cerebrovascular debido a un coágulo de sangre desde el corazón.
"No sabemos por qué el estrés parece jugar un papel más importante en determinados tipos de accidente cerebrovascular, pero es un hallazgo importante, ya que pide más estudios sobre el estrés de rol que juega en el desarrollo de accidente cerebrovascular", dice Jood.
Sin embargo, añade que, "Nuestros resultados deben interpretarse con cautela, ya que el caso-control-diseño puede llevar a una sobreestimación del estrés como un factor de riesgo para el accidente cerebrovascular. Sin embargo, el estudio aporta indicios importantes de que la asociación entre el estrés y los accidentes cerebrovasculares pueden diferir entre los distintos subtipos de ictus, y hace un llamamiento para posteriores estudios de prospectiva de la relación entre el estrés y los accidentes cerebrovasculares ".
El accidente cerebrovascular es debido en un 85 por ciento de los casos de infarto cerebral causada por un suministro insuficiente de sangre y oxígeno a través de un estrechamiento del vaso sanguíneo o una obstrucción, y en un 15 por ciento de los casos de hemorragia cerebral. El paciente puede sufrir de movilidad reducida, discapacidad sensorial y la dificultad para pensar y hablar.
(3) Cambiar el Stress Malo por el Bueno.
Un estudio reciente del doctor Yinong Young-Xu, de la Fundación Lown de Investigación Cardiovascular de EE.UU asegura que quienes logran reducir el estrés o, por lo menos, mantenerlo controlado tienen menos de riesgo de padecer un accidente cerebrovascular o infarto de miocardio. Sugieren que se podría lograr evaluando la salud mental y reduciendo la depresión o ansiedad con remedios, con una buena relación paciente-médico y con la psicoterapia.
Un cuestionario autoadministrado señaló que los que reconocieron que estaban alterados por múltiples motivos -laborales, personales, familiares- y redujeron la ansiedad tuvieron grandes mejorías. Entre las técnicas sugeridas para lograrlo estuvieron la meditación y el yoga.
El estrés psicológico es responsable del 50% de las muertes súbitas que ocurren de manera inesperada. Comprender cómo la alta carga emocional dispara la muerte súbita ayuda a diseñar estrategias de prevención efectivas.
Cambiar el estrés malo por el bueno.
El estrés malo es la consecuencia de una causa, pero la medicina y la psicología corren detrás cuando se manifiesta. Para el que no conoce la causa de sus problemas esa es la causa de sus problemas. El estrés malo se puede combatir con la respuesta educativa.
El estudio enfoca el problema pero la solución es reactiva. Así el estrés malo se cura pero no se lo previene. Se corre detrás del problema, se muestran sus efectos cuando sería mejor curar en salud evitando de que lleguen.
El síndrome de la época es la mentalidad de bombero, correr todo el día sin saber por qué.
Llegó el momento de enseñar técnicas y principios antiestrés desarrollando las destrezas intelectuales y emocionales.
Se trata de saber administrar el tiempo para que el cerebro genere estrés bueno, que es el que genera una estimulación positiva.
Einstein dijo que la imaginación es más importante que el conocimiento y que nunca descubrió nada con su hemisferio racional. El poder inteligente del cerebro – smart power - combina el poder duro – hard power – y el poder blando –soft power -. El poder duro es racional, opera con conceptos. El poder blando es emocional, genera las ideas. El poder duro es estratégico, busca el objetivo, el poder blando es intuitivo, las ideas le vienen de golpe.
En el acertijo ¿cómo se salvan el ciego y el paralítico perdidos en el bosque? el ciego es el poder débil, inicia el proceso creador con la movilidad de las ideas. El poder duro es la visión del paralítico, estática pero capaz de indicar el camino. Actuando solo, el ciego puede ir o venir pero no encontrará la salida, el paralítico puede verla pero no moverse hacia ella. (Smart power) combina hardpower (inteligencia intelectual) y softpower (inteligencia emocional).
George Bernard Shaw ganador del Premio Nobel de literatura dijo: "el hombre razonable se adapta al mundo, el hombre irrazonable adapta el mundo a él. Todo el progreso depende del hombre irrazonable".
El sistema educativo es enciclopedístico, no enseña a usar el cerebro para cambiar el estrés malo por el bueno. ¿ Es irrazonable la propuesta? En ese caso recordemos lo que afirmaron Albert Einstein y George Bernard Shaw.